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Noviembre de 2016

Tema de la edición: Medio Ambiente

Problemas ambientales asociados al sustrato en los cultivos sin suelo de la sabana de Bogotá

Por: Dra. María Fernanda Quintero Castellanos
Ingeniera Agrícola. Universidad Nacional de Colombia
Profesor investigador de tiempo completo
Universidad Autónoma San Luis Potosí, México
maria.quintero@uaslp.mx

Imagen A: Apariencia de la cascarilla de arroz cruda
Fuente: Fotografías tomadas el 14 de junio del 2008 por María F. Quintero C.
Imagen B: Apariencia de la cascarilla de arroz tostada
Fuente: Fotografías tomadas el 14 de junio del 2008 por María F. Quintero C.
Imagen C: Acondicionamiento del sustrato (CAT) en contenedores plásticos o camas de cultivo para la siembra posterior de los esquejes de clavel. Fuente: Fotografías tomadas el 20 de enero del 2010 por María F. Quintero C.
Imagen D: Plantas de clavel enfermas por fusarium.
Fuente: Fotografías tomadas el 20 de enero del 2010 por María F. Quintero C.
Imagen E: Camas sembradas con esquejes de clavel utilizando sustrato a base de CAT
Fuente: Fotografías tomadas el 14 de febrero del 2011 por María F. Quintero C.
Imagen F: Camas sembradas con esquejes de clavel utilizando sustrato a base de CAT
Fuente: Fotografías tomadas el 14 de febrero del 2011 por María F. Quintero C.

En Colombia, al 2014, existían 7000 hectáreas bajo invernadero dedicadas a la producción de flores de corte; de estas, el 73.2% se ubican en la Sabana de Bogotá; el cultivo de rosas representó el 27% de la producción total, le siguió el clavel estándar y el mini clavel con el 16%. Datos de este mismo año indican que se exportaron 222.566 toneladas de flores (1400 Millones de USD), de las cuales, 41535 toneladas eran de claveles y mini claveles exportados a los Estados Unidos, principalmente. Ese año se generaron 220.000 puestos de trabajo, 130.000 empleos directos. Esto se debe a que el cultivo de clavel utiliza un promedio de 16,2 trabajadores*ha-1 de los cuales un 60% son mujeres, muchas de las cuales son cabeza de familia.

La mayor parte de los cultivos de clavel y mini clavel de la sabana se encuentra sembrada en un medio diferente del suelo. El principal sustrato empleado en los cultivos de clavel es la cascarilla de arroz, ya sea cruda, quemada, tostada, reutilizada o con mezclas de estos. La cascarilla de arroz es una alternativa económicamente viable para el control de Fusarium sp; Fusarium oxysporium f. sp. dianthi. (FOD), causante de la marchitez vascular del clavel; este es, quizás, el patógeno más importante en este cultivo en Colombia y en el mundo.

La cáscara de arroz tostada (CAT) constituye una alternativa aceptable económica y ambientalmente frente a otros sustratos, como la turba, la perlita o la vermiculita. Puede usarse, solo o como mezcla con otros sustratos o subproductos como compost. Sin embargo, la CAT, como medio de cultivo, es complejo de manejar, especialmente en un cultivo sensible a la salinización, como lo es el clavel, donde un inadecuado manejo y monitoreo de las variables de pH, conductividad eléctrica (CE), volúmenes de riego y drenaje pueden desencadenar una serie de efectos nocivos para la plantación: incremento de la CE, muerte de raíces, aparición de enfermedades y, finalmente, la pérdida de las plantas.

Adicionalmente, la utilización de la cascarilla de arroz tostada como sustrato para el cultivo de clavel en Colombia se ve amenazada debido a estos factores:

  1. Eventos fortuitos como: lluvias copiosas, las cuales provocaron problemas de comunicación entre la zona productora de arroz y la Sabana, y dificultades durante el tostado de la cascarilla se pueden traducir en disminución de la oferta de cascarilla, poniendo en riesgo la producción de clavel.

  2. Los requerimientos ambientales y sociales exigidos por los estándares de certificación (Florverde) para la exportación de flores que permita obtener una adecuada trazabilidad de este tipo de material. Así como, el proceso de quemado de la cascarilla está muy cuestionado debido a la contaminación ambiental que genera.

  3. Por último, la producción de arroz puede verse amenazada en Colombia, por la baja competitividad de este cereal, debido a la entrada en vigencia de tratados de libre comercio.

Ante este panorama, los productores de clavel están siempre en la búsqueda de sustratos alternativos, sustitutivos de la cascarilla de arroz tostada, los cuales sean económicos, ampliamente disponibles y ambientalmente respetuosos; que permitan la automatización del fertirriego, y que presenten una baja incidencia de plagas y enfermedades, básicamente, por la severidad de fusarium.

Múltiples investigaciones, llevadas a cabo en los últimos años en diferentes países, han demostrado las ventajas de utilizar materiales residuales o subproductos de nulo o escaso valor comercial, favoreciendo, así, una demanda creciente de materiales de desecho y revalorizando, a la vez, dichos productos; como es el caso de la fibra de coco, la arena, el bagazo de la caña de azúcar, entre otros. Adicionalmente, en Colombia, hay una gran cantidad de materiales de residuo o subproductos de diferentes actividades agroindustriales como: fibra de coco de origen local, aserrines y virutas de madera, cascarilla de palma, desechos del cultivo de champiñón, escoria de carbón, piedras volcánicas, residuos de la industria del papel o cartón, entre otros. Estos residuos, con los tratamientos adecuados, podrían utilizarse como materia prima para generar un medio de cultivo para flor de corte.

En este escenario debe buscarse un sustrato que reúna todas las características, físicas, químicas, biológicas y económicas para que sea una alternativa de cultivo a las aproximadamente 1000 hectáreas de clavel sembradas en la Sabana de Bogotá. Y que sirva de partida para el desarrollo de sustratos para cultivos sin suelo, con una tecnología local que sea económica, estandarizada y ambientalmente amigable.

En las imágenes, se presentan las características generales del sistema de cultivo en sustrato en clavel implementado en la Sabana de Bogotá.