Soy Egresado

Septiembre de 2017

Tema de la edición: Sesquicentenario

150 AÑOS NO SON SUFICIENTES

Por: Nelson Vélez Alvarez
Biólogo, M. Sc. Ecología
Universidad Nacional de Colombia
nveleza@unal.edu.co

Artículo escrito con motivo del Sesquicentenario de la UN, para la revista de los egresados.

El reto de las instituciones no es su permanencia en el tiempo, sino su capacidad de transformación de la sociedad. De poco o nada sirven los 150 años del alma mater y el meritorio ejercicio profesional de muchos de sus egresados, si, hoy en día, la Universidad, en muchos aspectos del devenir social, está siendo desplazada de las posiciones preponderantes, de vanguardia, de referencia y de consulta obligada que ocupó en el pasado, previo a la explosión comercial de la educación privada. Ahora, sus valiosos aportes y orientaciones para el desarrollo del país, resultantes de la formación juiciosa y el pensamiento crítico, se estigmatizan. Profesionales egresados del sector privado, promovidos por capitales e intereses particulares, actualmente, se apropian del control de lo público, y conforman guetos y estrategias políticas y legislativas para perpetuar el dominio de lo privado sobre lo público, del interés particular sobre el general.

La UN y sus egresados tienen una indelegable e irrenunciable responsabilidad con la educación pública y con hacer, de esta, los cimientos de una verdadera sociedad sostenible. La educación privada, entendida como aquella educación en la que tú debes pagar para formarte, para capacitarte, es un despropósito en una sociedad sostenible. Pues la base de esta es ser una sociedad sin privilegios; es una sociedad en la que la información fluye libremente y no se cobra por ella, ni se discrimina su acceso. En la sociedad sostenible, no solo no se cobra por la educación a ningún nivel, sino que es tu obligación formarte y capacitarte para estar en condiciones de contribuir, de aportar al desarrollo social. Al lado de tus aficiones y sueños tienes un deber irrenunciable con la sociedad.

De tu derecho fundamental y primario a la vida en un ambiente sano, nace tu responsabilidad, tu deber de ayudar a construir las condiciones socioambientales necesarias para hacer esto posible para todos los seres humanos. En una sociedad sostenible, la garantía del ejercicio de tus derechos individuales es una consecuencia del cumplimiento de tu deber individual de ayudar a construir y fortalecer lo colectivo, actuando desde nuestros campos de acción con ética, compromiso y responsabilidad, a fin de asegurar la supremacía de lo público sobre lo privado; del interés general sobre el particular; del bien común, sobre el beneficio gremial.

En la naturaleza, el conjunto de individuos y la biocenosis concurren con todas sus capacidades, desarrollos particulares y estrategias, en procura de un objetivo común: lograr mejorar, cada vez más, el control de los ecosistemas sobre la variabilidad ambiental, ya que es, dicho control, el que garantiza la supervivencia de todos. Esto es lo que hace a los ecosistemas más complejos y a los biomas más complejos aún. Así las cosas, las interpretaciones sociales darwinistas, promovidas por poderes fácticos, cuyos análisis reducían las dinámicas de la naturaleza a una competencia en la que vence el más fuerte, han quedado atrás como un mal recuerdo de aquellas épocas en las que intereses mezquinos manipulaban, mediante ignorancia, nuestra ingenuidad. Ahora, el entendimiento profundo de la biósfera, nos enseña que, es la complementación de esfuerzos individuales y no la competencia la que ha logrado el balance armónico y la alta diversidad biológica que nos ha maravillado de la naturaleza en sus distintos confines.

Entonces, desde la perspectiva ecológica, Vélez (1996, 2012) afirma que “el desarrollo sostenible es el control social sobre el desarrollo” (pp. 29-32); puesto que lo que garantiza el desarrollo de formas de organización social armónicas, estables y prósperas para todos sus integrantes es la primacía del interés general sobre el particular, del bien común, sobre el interés gremial. Ello solo es posible de lograr con una sociedad formada e informada, en la que no existan restricciones en el acceso a la información y en la que los individuos se forman para buscar el bien común. Es allí, donde la educación cumple su papel. Es esa la educación que requiere una sociedad sostenible; es esa la verdadera educación para el desarrollo sostenible. Si no hay discriminación en el acceso a la información, ni por su calidad ni por su disponibilidad, y si el sentido de la educación es formar a los ciudadanos en la búsqueda del bien común, carece, por tanto, de sentido la educación privada. Así las cosas, es la Universidad Pública la que está llamada a retomar su papel protagónico, no solo en la sociedad colombiana, sino en la sociedad global.

La universidad pública tiene el reto irrenunciable, so pena de su exterminio, de incorporar la educación para el desarrollo sostenible como estructura central del proceso formativo de sus estudiantes (entendida en los términos que aquí se han planteado y no en los términos superfluos en que ha sido incorporada por la ONU), para que sean estos los que transformen la sociedad con una nueva escala de valores éticos, fundamentados en el ejercicio natural que nos enseña la vida de buscar el bien común (para todos, sin gremios, sin sectas, sin etnias, sin logias, sin privilegios) por encima de cualquier otra consideración.

Por ende, la forma más responsable de celebrar el sesquicentenario de la Universidad Nacional de Colombia es honrando la razón de ser y el sentido mismo de la educación pública. Y no hay mejor forma que mostrando el camino que se ha de seguir para sobrevivir al putrefacto sistema global que, erigido sobre privilegios, sobre lo particular, lo gremial, lo privado, lo exclusivo; menosprecia, esclaviza y degrada lo público. La UN no puede seguir haciéndole el juego al Sistema, presentándose como la universidad a la que solo acceden los mejores, sino que debe convertirse en la mejor universidad para todos.

Referencias

  • Vélez-Álvarez, N. (1996). La perspectiva ecológica del desarrollo sostenible ¿una ilusión? Revista Perfiles Liberales, (49), 29-32. Recuperado de: http://bit.ly/2xiTlar
  • Vélez-Álvarez, N. (Coord.). (2012). Lineamiento de política ambiental como marco conceptual y jurídico para el ordenamiento económico y social del departamento de Boyacá. Bogotá: Editorial Códice Ltda. Recuperado de: http://bit.ly/2xwo7yX

Las opiniones aquí expresadas, son personales y no representan una posición oficial de la Universidad Nacional de Colombia

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