Cuando obtuve mi grado como psicólogo en el año 2011 tenía claro que uno de mis deberes como egresado sería colaborar en la construcción del proyecto de nación. Con esto en mente, regresé a mi ciudad de origen (Villavicencio, Meta) a ejercer mi profesión; una vez allí, y después de mucho esfuerzo, surgió la oportunidad de trabajar como profesor de tiempo completo en la Corporación Universitaria Minuto de Dios – UNIMINUTO, la cual decidí aprovechar. Tengo que confesar que al principio me sentí un poco inseguro: no tenía certeza de si mis capacidades iban a ser acordes con el ejercicio docente y a todo lo que significa; sin embargo, al poco tiempo de comenzar a laborar allí, sentí que podía alinear mis ideales con la visión de esta institución en relación a la construcción de una sociedad fraterna y justa.

Con el pasar de los años fui aprendiendo lo que significaba ser docente, al tiempo que adquiría experiencia en este campo. De manera inherente, y como parte fundamental de mi trabajo, me vi en la necesidad de fortalecer mis conocimientos y destrezas en el ejercicio investigativo; por tal razón, lleno de curiosidad y ávido de conocimiento, me embarqué en un viaje de exploración de este mundo, proceso que ha contribuido tanto a mi crecimiento personal como profesional. En este, he tenido la posibilidad de contar con formación complementaria especializada, al tiempo que he podido orientar a estudiantes en sus procesos de investigación formativa, así como participar en grupos de investigación, redes regionales de circulación del conocimiento especializado, entre otras actividades.

No obstante, una de las experiencias investigativas más significativas en esta corta trayectoria es la desarrollada en 2018 en el municipio de Mitú (Vaupés) de la mano de dos profesores ubicados en esta región y que también laboran en UNIMINUTO a través del centro tutorial con el que la universidad cuenta allí. Para esta oportunidad, fuimos favorecidos con una convocatoria interna de financiamiento a la investigación que nos brindó los recursos para trabajar en tres comunidades indígenas asentadas cerca al casco urbano de este municipio, con el fin de indagar en las visiones de vida que construyen sus miembros y entender el alcance de los procesos de aculturación en sus tradiciones.

Este trabajo nos brindó una mirada contextualizada en relación a algunos problemas presentes en las comunidades indígenas como el consumo crónico de alcohol, la violencia hacia la mujer, el suicidio en jóvenes, entre otros, que requieren un abordaje intercultural cimentado en el diálogo entre los saberes ancestrales de las comunidades y el conocimiento occidental; visiones del mundo completamente diferentes, pero igualmente válidas.

Frente a esta experiencia, cabe señalar el impacto social que tuvo este proyecto tanto en el municipio de Mitú como en Villavicencio: por un lado, a través de un diálogo de saberes con las comunidades, los integrantes de las mismas se mostraron satisfechos con los resultados presentados al tiempo que dejaron ver su intención en desarrollar nuevos trabajos de la mano de la academia. Por otra parte, la socialización de estos hallazgos con estudiantes de trabajo social y psicología en Villavicencio suscitó la curiosidad en ellos en relación a las dinámicas culturales presentes en las comunidades indígenas y la forma en la cual estas configuran su cosmovisión y prácticas sociales. De esta forma, a través de este tipo de experiencias es posible visibilizar aquellas regiones que históricamente han estado aisladas, promoviendo así el interés en los jóvenes por realizar ejercicios propios de la investigación, encontrando así una forma de construir país tejiendo saberes.

Agradecimientos:
Corporación Universitaria Minuto de Dios – UNIMINUTO. Vicerrectoría Regional Orinoquía.