Dinámicas de Trabajo en la "Nueva Normalidad" - Retos y Oportunidades

En la nueva normalidad las prácticas empresariales ahora son por inmersión

Mucho antes de la pandemia y su consecuente confinamiento, las prácticas profesionales “on line” ya existían, aunque en mínima proporción y especialmente en modalidades virtuales, e inclusive, a distancia tradicional, donde el alumno por lo general desarrollaba su pasantía presencial en empresas o instituciones de su misma municipalidad.

En el primer semestre del año 2020, se iniciaron las prácticas profesionales tradicionales, pero sobre la marcha y de forma reactiva, se produjo el cambio hacia lo virtual debido a las circunstancias conocidas. Lo que pudo surgir como una necesidad, es ahora un modelo real y efectivo, sustituto o alterno, según la modalidad de estudios, que da inicio a la denominada “inmersión remota”, la cual consiste en la realización de una práctica académica, pero realizando el trabajo desde su hogar, algo así como si el alumno fuera otro funcionario más de la empresa que realiza teletrabajo, estrategia muy reconocida y aplicada principalmente por las compañías modernas y de talla mundial desde hace más de 10 años.

Además de la comodidad de trabajar desde casa y evitar el desplazamiento que, en ciudades como Bogotá llega a ser caótico, la inmersión remota le permite al pasante enfocarse en otro tipo de labores distintas a las netamente operativas y repetitivas que suelen asignarles en las empresas, por ejemplo; hacer o revisar listados, entregar dotación a empleados, responder llamadas telefónicas, archivar documentos, diligenciar formatos, contar inventarios, realizar neutralizaciones, titulaciones, análisis de laboratorio y hasta el lavado de materiales, los cuales son muy significativos para cualquier joven profesional, pero infortunadamente no agregan mucho valor en su formación, pues perfectamente pueden ser realizadas por bachilleres, técnicos y tecnólogos, sin demeritar dichos niveles.

No está de más recordar y afianzar aprendizajes tácticos u operativos, pero el practicante necesita incorporarse rápida y efectivamente a los requerimientos globales, desarrollando competencias estratégicas cada vez más blandas y perfiladas hacia la toma de decisiones en escenarios impredecibles, volátiles y de rápidos cambios. Simple y llanamente: en una inmersión remota el estudiante accede a la información de la empresa como si fuera otro colaborador más y no un pasante, con mayor autonomía y la posibilidad de incursionar en nuevas labores como gestión por procesos, mejora continua, gestión de clientes y proveedores, investigación, innovación y desarrollo, mercadeo y todas las aplicables al teletrabajo por objetivos y no por tareas o actividades.

Durante la nueva normalidad, u orden económico-social, y más allá de los protocolos de bioseguridad y reactivación empresarial sectorizada que ya está funcionando en el país, las prácticas por inmersión remota llegaron para quedarse, lo cual no significa un nivel inferior de compromiso, reciprocidad con las instituciones, aprendizaje, cambios en los convenios universidad - empresa, o en el acompañamiento y asesoría por parte de los tutores o docentes asignados.

Inclusive, se abre un espacio para extenderlas a mipymes que no dispongan de la infraestructura para tener un estudiante de forma presencial, pero si por inmersión remota y así contactar clientes, resolver PQRS, buscar programas oficiales, acceder a beneficios, subsidios, exportar, gestionar alianzas estratégicas, innovar y potenciar el uso de redes sociales para posicionar la marca, explorar nuevos mercados o atraer potenciales compradores, sin caer en el sofisma de realizar una práctica mediada por simuladores, o ser una moda mientras pasa la pandemia, llega la vacuna o el virus pierda su letalidad, por lo cual, también puede contemplarse su aplicación a prácticas clínicas y sociohumanísticas.