Dinámicas de Trabajo en la "Nueva Normalidad" - Retos y Oportunidades

Reflexiones peri-pandemia (no pos-pandemia, porque esto no ha terminado)

Se dice que la inteligencia es, en primera medida: la capacidad de adaptarse al medio; segundo, poder adaptar el medio a nosotros, o incluso, cambiar de medio cuando no podemos lograr nuestras metas en donde estamos (Sternberg, 2005, pp. 189 – 202).

Pues bien, creo que la pandemia por COVID-19 representa uno de los mayores retos intelectuales que hemos enfrentado: la última opción desaparece. No podemos huir a un “lugar mejor”, así que, o nos adaptamos nosotros, o adaptamos el medio.

En mi caso, y en el de muchos otros, a esto se sumó el reto de encontrar un primer trabajo como profesionales y/o especialistas. Recibimos el anhelado diploma por ventanilla, en soledad y sin ceremonia. En la Facultad de Medicina, el decano y vicedecano tuvieron el noble gesto de entregar con toda la solemnidad de la que fueron capaces, aquel cartón, constancia del deseo y el esfuerzo de muchos años, además, algunos afortunados pudieron tomarse fotos con su familia.

Al aturdimiento de aquel día, se suma el sonido de las puertas que se cierran: ofertas laborales que se desvanecen conforme avanza la pandemia y las moles de cemento quedan vacías. Primero, llega la negación: “tal vez no he buscado lo suficiente”, “pronto habrá más propuestas”. Luego, se abre paso la ira: realmente se suspendieron las contrataciones, muchos están perdiendo su trabajo, las cifras de muertos aumentan, la salud mental se desquicia, las protestas, la intolerancia, los trapos rojos, etc. Afortunadamente, en mi caso y ojalá en el de ustedes, en la vertiginosa caída no perdí a nadie amado, mis condolencias a los que sí.

El 2020 nos ha mostrado que, ni a nivel mundial se puede dar nada por sentado y que todo puede ser peor. Aun así, seguimos vivos y queremos estarlo, ¡vaya contradicción! Cada quién deberá asumir si es instinto de supervivencia animal, o el propósito de un ser superior; yo pienso que es una mezcla de ambos.

El asunto es que, si seguimos vivos, y queremos estarlo, en una situación decadente sin fin tenemos que tomar cartas en el asunto, ser inteligentes. Los que ya tenían trabajo se acoplan al teletrabajo, los que lo perdieron, o no teníamos, debemos emprender. De esta experiencia he aprendido:

Primero, a valorar la inteligencia social: es indispensable saber hacer contactos y evitar enfrascarse en discusiones radicalistas que nos hacen perder aliados: “hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la «raza» de los hombres decentes y la raza de los indecentes” (Frankl, 2015). No importa la forma, sino el contenido, además, tristemente los méritos no siempre son suficientes.

Segundo, en los programas universitarios no afines a las ciencias económicas, se debe impartir un curso obligatorio de finanzas personales y derechos laborales: ¿cuánto vale mi trabajo?, beneficios y riesgos de cada tipo de contratación, ¿cómo calcular el valor de mi hora?, ¿qué me descuentan de mis honorarios?, e incluso, ¿cómo se liquida la seguridad social?

Muchos abusos contra el trabajador se deben a que desconocemos cómo funciona el sistema económico y somos educados con vergüenza de cobrar retribución por nuestro trabajo, como si nuestra vocación de servicio eliminara todas las obligaciones económicas de un ciudadano ordinario.

Tercero, en los programas universitarios se deberían ofrecer cursos electivos sobre creación de empresa y marca personal.

Cuarto, además del teletrabajo, los servicios a domicilio son un mercado posible, en mi caso particular, este ha sido “el gancho” de mis usuarios.

Seamos inteligentes, la pandemia nos da la oportunidad de cumplir un sueño utópico frecuentemente aplazado: “montar” nuestro propio negocio. No es fácil y el camino parece largo, pero confiemos en que cada ser humano conserva una chispa de pasión por vivir y sobreponerse a las circunstancias.

Referencias

• Frankl, V. E. (2015).El hombre en busca de sentido.Barcelona: Editorial Herder.

• Sternberg, R. J. (2005).The Theory of Successful Intelligence. Interamerican Journal of Psychology, 39(2), 189 – 202.