Dinámicas de Trabajo en la "Nueva Normalidad" - Retos y Oportunidades

¿Reinventarse? El reto de la "nueva normalidad" para un profesional en arqueología

Figura 1. Nota: Meme en Instagram a propósito del quehacer en arqueología. [Imagen], Recuperado de: https://www.instagram.com/p/CFuGK8DBRln/?utm_source=ig_web_copy_link.

El desasosiego y la zozobra empezaron a medida que pasaba el tiempo y la cuarentena por el Covid-19 se extendía. Al inicio parecía algo irreal, era una situación inverosímil y extraña, como de película de ciencia ficción, había incluso un sentimiento de “emoción” ante la situación. Pero con los días, cuando empezaron a escasear los recursos económicos para satisfacer las necesidades básicas y sacar adelante a la familia, ya no era tan emocionante.

“Hay que reinventarse” decían en los medios de comunicación, mientras miles de familias empezaban un periodo de fuerte crisis económica y emocional. En lo personal, era difícil asumir esa posición y sentía que mi mente estaba bloqueada, no tenía alternativas laborales, no se me ocurría nada, ante la angustia, no hay cabeza para pensar.

Soy antropóloga y me dedico a hacer arqueología, labor que implica salir a campo, tener contacto con la naturaleza, con la tierra al excavarla. Me ensucio las manos, acostumbro a realizar largas jornadas de caminatas bajo el sol o la lluvia. Esa es la base de la investigación arqueológica: el trabajo de campo. Hay trabajo de oficina también, pero sin campo no se hace arqueología, un gran reto, a mi modo de ver.

Después de una larga espera, llegaron algunas propuestas de colegas que debían adelantar proyectos de arqueología preventiva y requerían un apoyo en la parte documental, en la cual podía ofrecer mi colaboración desde casa, usando un computador con conexión a internet. Por esas casualidades de la vida, preciso en esos días mi computador empieza a fallar y debí endeudarme para comprar otro. Para mi sorpresa, los computadores han aumentado de precio, tal vez por la crisis económica y el alza del dólar, además, están escasos.

Con gran esfuerzo logro solucionar el inconveniente y en vista de la situación, ante la preocupación por cómo seguir adelante a pesar de las dificultades, rodeada de un panorama de gran incertidumbre, me empiezo a aferrar como nunca lo había hecho a figuras espirituales como ángeles e incluso dios, porque ya no hay esperanza, ya no hay dónde pedir ayuda.

Debido a la modalidad de trabajo que solemos llevar algunos profesionales en Colombia (una gran mayoría pensaría yo), trabajando muchas veces como independiente, sin garantías laborales ni continuidad en una empresa, algunas veces sin pagar prestaciones sociales, caja de compensación, etc., no logro llenar los requisitos que se requieren para recibir ayudas del gobierno.

¿Qué deja en claro esta experiencia? Pienso que reafirma lo que hemos estado observando durante décadas: por un lado, una precariedad laboral en el país; por otro, el estado real de la situación socioeconómica en Colombia y la evidente crisis que, aunque se veía ya desde hace tiempo, se incrementó con las medidas impuestas frente a la pandemia.

En lo personal, creo que como profesionales de cualquier rama de las ciencias, en algún momento de nuestras carreras, como en la vida en general, debemos adaptarnos y comenzar a mirar nuevos rumbos, romper un poco con lo que veníamos acostumbrados a hacer. Para ello, es importante continuar con la formación académica, con cursos de posgrado y especialización; sin embargo, específicamente para la arqueología, si por alguna circunstancia como ocurrió durante la cuarentena, no hubiera la posibilidad de llevar a cabo las excavaciones y exploraciones en terreno, esta ciencia corre un gran riesgo de rezagarse e incluso desaparecer.