Abogada comparte las experiencias vividas en 1973
Por, Martha Espinosa Granados
Derecho
Fac. Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia.
espinosagra@hotmail.com
En los setenta la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional era muy diferente. Mi afirmación refiere a cuatro aspectos que vivimos y sustentan la forma de este breve escrito. En primer lugar, el reducido número de mujeres; en nuestro curso de 46 estudiantes hombres, seis mujeres éramos felices y consentidas, pese a un profesor que decía: “muchachos convenzan a esas viejas de que el derecho no es para ellas “; años más tarde él tendría que reconocer su error. En segundo lugar, las invitaciones a estudiar marxismo, provenientes de grupos pro chinos y pro rusos, que profesaban un rechazo por las costumbres de la juventud, cero rumba y por el contrario inculcaban lectura del “¿Qué Hacer?” de Lenin” o el “Libro Rojo” de Mao, unos textos difíciles de digerir para bachilleres recién salidos de la educación confesional y además sin interés por un mundo ajeno y farragoso. Algunos líderes, que hoy pasan por venerables burgueses, invitaban a trabajar por la igualdad y el cambio social. Era común que estudiantes ilusionados no volvieran a clases y en la cafetería, centro de opinión y de debate de entonces, se diera la noticia: “se fueron pal monte”. Que lamentable fue para Colombia perder tantas vidas en una lucha fratricida. Así mismo, a los primíparos se les desanimaba a estudiar Derecho, toda vez que la inminente Revolución lo iba a cambiar todo. El tercer punto, era la inmensa sensación de libertad. No había que aparentar ni estar a la moda en vestuario y finalmente las marchas estudiantiles, que además de apoyar el cambio, eran contra el cogobierno que hoy, irónicamente, se reclama.
Mis mayores experiencias fueron años de litigio en el área penal en la ciudad de Pasto, también la docencia y el trabajo universitario. La vida en las aulas fue un logro porque diariamente la comunicación con la juventud nos trasmitía dinamismo, nos enseñaba y obliga a actualizarnos. Por ello defendemos la autonomía, hoy amenazada por la excesiva reglamentación e intervención en las universidades.
Los egresados de la Nacional, jamás olvidamos el compromiso con los valores y el significado de lo Público. A los estudiantes del 2015 les espera una transformación profesional: Claridad en el lenguaje, sencillez en la argumentación, capacidad de negociación y resolución de conflictos, agudeza en el aporte de pruebas, rapidez en los procesos, vigilancia para que las normas sean precisas. Finalmente: dejen “la Toga” y no se llamen “Togados”. Simbolizan costumbres arcaicas y ajenas.