En colombia UN egresado se reconoce
Por: Dagoberto Martínez González
Zootecnista egresado de la Sede Palmira
Especialista en Desarrollo Rural egresado de la Sede Bogotá
dmartinezg@unal.edu.co
El lema “UN egresado se reconoce” es muy cierto y marca nuestra diferencia. En las zonas de conflicto y en la llanura amazónica, donde he desarrollado mi ejercicio profesional, la formación académica, científica y humana con las que la Universidad Nacional de Colombia nos forma, me han permitido desempeñarme en diversos campos del conocimiento y llegar con la asistencia técnica agropecuaria a los campesinos, afro e indígenas en esas tierras alejadas de centro del País.
Cuando se llega a estas regiones, no solo se llevan conocimientos, sino, que se escuchan a esos seres humanos que tienen mucho que contar y conocimientos que aportar. Pues, nosotros, los egresados, llegamos a esa Colombia, que es la gran mayoría, llevando la esperanza de un mañana mejor y mostrando, con nuestro desempeño y quehacer diario, un ejemplo para sus hijos.
La Universidad brinda muchos conocimientos, gracias a los cuales, desde el inicio del pregrado como Zootecnista y, posteriormente, en la especialización en Desarrollo Rural, me han permitido enfocarme en la producción de peces; en especial, el Arapaima gigas o Pirarucú. Este pez, por su gran tamaño, por el sabor de su carne y por la utilización de casi todo su cuerpo, se ha ido extinguiendo a causa del actuar del ser humano; sin embargo, con el impulso de la empresa privada y el de algunos estados como Colombia, Perú, Ecuador y, en especial, Brasil ya se encuentra en proceso de cultivo y de repoblamiento.
Gracias a las investigaciones y escritos realizados he podido participar en diversos eventos en los países antes nombrados; aunado a esto, el trabajo continuo en las zonas urbanas y rurales me ha permitido reconocer que los ríos Caquetá y Putumayo no son solamente agua, peces y embarcaciones. A través de estos, navegamos seres humanos de diferentes países quienes convivimos y conformamos ese tejido social que intercambia saberes. En especial, los que tienen que ver con las consecuencias del maltrato a la naturaleza y hemos aprendiendo a trabajar causándole menos impacto a la naturaleza. Aunque persiste el tráfico de madera, oro y fauna silvestre.
En la práctica, nos damos cuenta de que no son las leyes las que arreglarán los males de este país. Lo que se debe hacer es formar seres humanos que vean a sus semejantes como iguales y que respeten unas reglas de convivencia donde prime el bien común sobre el particular, el cual solo sirve para surtir los deseos creados por la sociedad de consumo.