Educación ambiental una estrategia para cambiar comportamientos con las fuentes hídricas
Por: Edgar Tovar Avellaneda
Lic. en Física y Matemáticas. Universidad Libre.
Especialista en Física. Universidad Nacional.
Magister en Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
edtovaravella@hotmail.com
En estudio que se realizó en algunos colegios de Bogotá, en donde se tuvo en cuenta actividades y estrategias de Educación Ambiental (EA) utilizadas, respecto al cambio de prácticas culturales, cuidado y preservación de las fuentes hídricas de la ciudad de Bogotá, se identificaron percepciones de educadores ambientales, docentes, estudiantes y la comunidad, para describir sus actitudes y comportamientos.
La EA es un proceso permanente, integral e interdisciplinar, el cual busca involucrar a la población en los procesos educativos, con el fin de generar, en el individuo y su entorno, acciones positivas sobre el medio ambiente; además, crear conciencia sobre la importancia de conservarlo para el futuro. En consecuencia, la EA posee un papel significativo en el cambio cultural, ya que promueve un desarrollo integral del individuo; no obstante, esta, por sí sola, no asegura el cambio (Montes, 2000). Para lograr una modificación cultural que produzca una sociedad sustentable, se deben tener en cuenta las diferentes instancias políticas, económicas, sociales y educativas. Es decir, la EA no se puede limitar a la escuela, porque es un compromiso, tanto de los entes gubernamentales como de los ciudadanos, proteger y manejar adecuadamente la naturaleza.
Son indudables las distintas apreciaciones que se tienen frente a los problemas con el recurso hídrico. Mientras que la comunidad, los estudiantes y los docentes relacionan esta problemática con: el agua potable; la falta de información de los beneficios de las fuentes hídricas; la falta de educación, de concienciación, de campañas para cuidar el agua; y la contaminación a causa del vertimiento de basura, agua residual y escombros a las fuentes hídricas existentes en la ciudad (Imagen 1); Las entidades gubernamentales la relacionan, principalmente, con: la contaminación (calidad del agua), las conexiones erradas (vertimiento directo de agua residual a las fuentes hídricas, en especial a los canales de aguas lluvias) (Imagen 2), el mal uso del sistema de alcantarillado, (Imagen 3), la alteración de los ecosistemas, el deterioro de las fuentes hídricas, entre otras. Por lo tanto, algunos de los problemas, que los primeros identifican, parecen más sociales y culturales que ambientales. Al contrario de los segundos, quienes la relacionan con el ambiente.
A pesar de ello, la mayoría de las personas vinculan la problemática del recurso hídrico de Bogotá con la contaminación, al percibir que las fuentes hídricas de la ciudad son utilizadas para arrojar todo tipo de elementos que no se quieren tener en los espacios cotidianos. Es así, como las diferentes prácticas culturales que impactan de manera negativa el recurso hídrico son, en particular, la disposición inadecuada de residuos (sólidos, líquidos, escombros, etc.); utilización contraproducente del sistema de alcantarillado; desperdicio del agua potable; uso impropio de los canales de aguas lluvias, prácticas incorrectas desde los hogares.
Por lo anterior, las actividades y estrategias de EA constituyen una herramienta imprescindible para el trabajo de sensibilización, concienciación, desarrollo de una cultura ambiental y de participación, a partir de la gestión y tratamiento de los procesos educativos en diversos escenarios.
No obstante, para alcanzar los objetivos planteados desde la EA, sus programas deben tener en cuenta aspectos como: la cultura, la tecnología, la económico y la sociedad (Leiva, 2012). No solo, se debe hacer énfasis en el comportamiento social (individual y colectivo), sino que se debe incentivar, en la comunidad, la responsabilidad ambiental y la participación en la gestión ambiental de modo que planifique, tome decisiones, ejecute y realice seguimiento de los procesos de EA en los cuales participa.
Puesto que la EA se relaciona con la solución de problemas que afectan a la sociedad con respecto al cuidado y conservación del ambiente, no solo los egresados de un programa ambiental tienen la tarea de desarrollar, en los estudiantes y la comunidad, un pensamiento crítico, propositivo y participativo que beneficie a las diferentes fuentes hídricas de la ciudad; sino que todos los profesionales de las diferentes áreas tenemos esta responsabilidad.
Bibliografía
Leiva, M. E. (2008). Educación ambiental y la formación de valores I+A. Investigación + Acción, 12(11), 149-174.
Montes, J. M. (2000). Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo (Segunda edición). México: Siglo XXI.