“Inteligencia Artificial y prospectiva del ejercicio profesional”

Inteligencia Artificial: ¿Amenaza u Oportunidad?

La inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo en una de las tecnologías más transformadoras de nuestra era. Su evolución y desarrollo han sido tan rápidos que, en comparación con la Revolución Industrial, su capacidad de adaptación a diferentes áreas y tareas humanas es superior (Russell & Norvig, 2010). Desde el 2020, la época de pandemia nos obligó como sociedad a que se abordaran cada vez más los avances de la IA, su impacto en la sociedad y los retos que enfrentamos. La evolución de la IA ha sido impresionante en las últimas décadas y más aún en los últimos dos años. La aparición de algoritmos de aprendizaje profundo, el aumento de la potencia de cómputo y la disponibilidad de grandes conjuntos de datos han permitido la creación de sistemas cada vez más complejos y sofisticados. En consecuencia, la IA ha sido capaz de resolver problemas que antes eran impensables para las computadoras.

Tecnologías como Python, al utilizar un intérprete de código en lugar de un compilador, ofrecen una versatilidad excepcional al permitir una ejecución directa y rápida de instrucciones, lo que facilita la iteración y el desarrollo ágil, contribuyendo a su amplia adopción y popularidad en diversos campos de la informática, permitiendo dar  diversos usos en distintos campos que se han tenido que tecnificar, no solo para la producción de bienes y servicios, sino también para la producción académica e investigativa. El impacto de la IA en la sociedad es cada vez más evidente, la automatización de tareas y procesos ha mejorado la eficiencia y la productividad en diversos sectores, como la industria automovilística, implementaciones de seguridad, videojuegos y el comercio electrónico por dar unos pocos ejemplos (Brynjolfsson & McAfee, 2014). 

La IA también ha permitido el desarrollo de sistemas de recomendación personalizados y la creación de chatbots que mejoran la atención al cliente. Y no siendo esto suficiente, han surgido inteligencias capaces de leer e interpretar el lenguaje natural como el arrollador y rápidamente masificado ChatGPT, cuando hace apenas unos años creíamos como un gran avance ver computadoras capaces de jugar al “Go”.

Sin embargo, estos avances no están exentos de riesgos y desafíos. Uno de los principales es el impacto de la IA en el empleo. La automatización de tareas puede llevar a la desaparición de trabajos que antes eran realizados por humanos. Además, la IA puede generar nuevas desigualdades sociales, ya que aquellos que tengan acceso a la tecnología tendrán una ventaja sobre aquellos que no. Aunque las IA no son perfectas, y en muchos casos aún les cuesta realizar de mejor manera cosas con mayor calidad y más fidedignas, el tiempo de adaptación que están tomando y sus procesos de aprendizaje ponen a pensar a una sociedad que apenas pestañea para poder acoplarse.

Otro desafío importante es la privacidad y la seguridad de los datos. La IA depende de grandes conjuntos de datos para aprender y mejorar, pero estos pueden ser sensibles y estar protegidos por leyes de privacidad. Además, la IA puede ser utilizada para fines maliciosos, como el robo de información o la manipulación de elecciones (Floridi, 2019). Sus avances tienen un impacto cada vez más evidente en la sociedad, mejorando la eficiencia y la productividad, pero también planteando riesgos y desafíos. Es importante abordar estos retos y aprovechar los beneficios de la IA de manera responsable y ética (Wallach, et al 2006).