LAS HABILIDADES BLANDAS CLAVES EN EL DESARROLLO DE LA PROFESIÓN

Por: Edward García Medina

Ingeniero de Sistemas

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En el año 2000, me gradué como Ingeniero de Sistemas. Al salir de la Universidad, tuve la fortuna de entrar a trabajar en una empresa colombiana que llevaba seis meses en el mercado. Allí, desempeñé diferentes roles: inicié como programador y terminé (16 años después) gerenciando la división de operaciones. Desde hace 7 meses, inicié, con un amigo, un proyecto de emprendimiento.

A continuación, presento, en un primer momento, mi visión sobre cuáles podrían ser los aspectos en los que la academia podría mejorar para que el graduado tenga más herramientas al enfrentar el mundo laboral y, en un segundo momento, mi experiencia como emprendedor.

La academia y sus herramientas

“Ser técnico no es malo”

Quiero iniciar con una frase que oí hace unos años en una conferencia: “Ser técnico no es malo”. En el país, se tiene la idea que la Universidad prepara a los estudiantes para hacer el trabajo duro, el trabajo que nadie más quiere. Pero es esa mentalidad técnica la que permite tener una mente crítica basada en el conocimiento de los hechos (información) y, a partir de ella, generar mejores soluciones.

El problema no es ser técnicos, el problema radica en que no tenemos las capacidades para hacernos oír correctamente y este es uno de los errores que no nos permiten ubicarnos como personas estratégicas dentro de la organización.

Un faltante las habilidades blandas

No sabemos comunicar: nos da vergüenza, pena, miedo y hasta pereza acercarnos a los compañeros para generar sinergias que permitan diseñar mejores soluciones.

Por otro lado, nos centramos en el problema y nos convencemos de que somos capaces de solucionarlo, sin importar el sacrificio que tengamos que hacer. Es necesario aprender a levantar la mano para negociar más tiempo y más recursos, si es necesario.

La necesidad de volver a la Universidad

La Universidad no debe estar presente solo cuando se cursa el pregrado o un postgrado, sino que debe generar, además, espacios donde los exalumnos vayan y le digan qué está pasando en el mundo laboral para que se generen, al interior de ella, grupos de investigación que alineen los proyectos de grado a estas necesidades y, a la vez, los exalumnos se actualicen en las nuevas formas de hacer las cosas que surgen desde la academia.

Mi experiencia emprendiendo

Les puedo contar que la sensación que tengo al despertar todos los días es que algo bueno está por ocurrir. No hay un día igual al otro: se debe leer, investigar, hablar con muchas personas, oír experiencias de otros emprendedores o empresarios, pasar ofertas, atender reuniones y hacer muchas llamadas; todo con un mismo ingrediente: nuestra convicción de que los productos y servicios que creamos generan valor a las empresas.

El emprendedor no está solo

Quien emprende debe saber que no está solo en esta tarea. Existen organizaciones que lo apoyan y capacitan para hacerlo. Para nosotros, ha sido de gran ayuda:

• Cámara de Comercio de Bogotá, que acompaña el proceso desde la misma concepción de la idea. No es necesario iniciar creando una empresa para lanzar un producto o servicio. Los profesionales que dictan los cursos y capacitaciones conocen mucho del tema y apoyan con base en su experiencia.

• Espacios de co-working. Lo primero que se debe hacer es darse a conocer, hacerse visible, usando redes, voz a voz. Estos espacios de co-working permiten hablar con personas que están en la misma situación y aprender, con ellos, que los errores que se cometen no son tan graves y que las victorias no son tan magníficas como uno cree.