“La Resiliencia, una Herramienta para Construir Cambio”

SIÉNTASE COMO EN SU CASA EN LETICIA

Figura 1. Croquis zona urbana de Leticia¹. Fuente: Quiñonez, C. (2020)

Egresé como antropóloga en plena pandemia; las restricciones del 2020 no permitieron disminuir el desempleo en Colombia, por el contrario, las ofertas laborales escasearon aún más; además, las restricciones respecto a la movilidad me imposibilitaron para salir a repartir hojas de vida, ir a entrevistas laborales y, en general, conseguir trabajo. La pandemia congeló procesos de contratación, desembolsos, proyectos, etc... A todo eso, se le sumaba que la pésima calidad de internet en el Amazonas apenas permitía el uso de las redes sociales; como ven, el panorama no pintaba bien.

Mi ceremonia de grado fue por meet o zoom, un compañero me envió un pantallazo felicitándome cuando apareció mi nombre, ya que el internet no me permitió ingresar para verlo; el diploma no me ha sido entregado en físico hasta el momento, me explicaron que era una medida de prevención. Mis ahorros estaban depositados en un CDT que el banco no quiso anular, y tampoco me dieron un apoyo económico: ninguno de esos alivios anunciados por el presidente Duque, todos los días por los canales nacionales, en el horario de las seis de la tarde.

Mi papá, mi hermano y yo, para ese entonces estudiábamos, viajábamos y proyectábamos nuestra vida con la comodidad económica de la renta obtenida por arrendar los establecimientos y locales que poseíamos: el bar discoteca y el hotel en Leticia, ubicados sobre la avenida internacional, frontera terrestre con Brasil. La discoteca fue la primera en abandonarnos, la arrendataria la entregó al no poder cumplir con el arriendo; su funcionamiento estaba prohibido, los bares cerrados, todo tipo de interacción social que no fue de primera necesidad se prohibió.

Al poco tiempo, la arrendataria del hotel también me comunicó que no podría pagar el arriendo, la mujer aseguraba que el turismo se reactivaría hasta el 2022. Así pues, el 5 de abril de 2020, me entregó un edificio de 3 pisos, 2 locales, un apartamento y 18 habitaciones. El producto de 25 años de trabajo de mis progenitores, completamente vacío, ¿cómo sobrevivir a la pandemia en esas condiciones?

Figura 2. Foto de mi embarazo. Fuente: archivo personal

Mi arrendataria, en su temor al contagio, rechazó oportunidades laborales como arrendar a personal de la salud, yo no. Inicié con el plan de bioseguridad y demás requisitos; tras quince días, recibimos el primer vuelo que traía el personal de un consorcio que trabajaba en la construcción y ampliación del aeropuerto, la apertura gradual del aeropuerto era una realidad. Comenzó a entrar dinero para saldar deudas, ya había huéspedes. Llegaba uno que otro extranjero o colombiano; llegaban por aire, llegaban por río; algo se hacía. Finalizando el año realizamos un contrato con el Ministerio de Cultura, para brindarle hospedaje a líderes indígenas.

En el 2021 nuevamente se cerró el aeropuerto, hospedé varios migrantes haitianos (desconozco por donde ingresaron a Colombia) pero Migración vino y los etiquetó como inadmisibles en Colombia, no nos multaron gracias a que teníamos los papeles en orden; el cierre de todas las fronteras en Colombia significaba no recibir a ningún extranjero. Aquel alojamiento de «veintipéguele» de haitianos me permitió pagar la luz y los empleados ese mes, pero la situación seguía siendo crítica; ¿y las ayudas para los comerciantes? Esos mencionados alivios económicos no pasaron de reuniones. La televisión repetía una y otra vez la importancia del cierre del aeropuerto Alfredo Vásquez Cobo por la situación transfronteriza de Leticia y la nueva cepa del coronavirus; hasta que un buen día el aeropuerto reabrió, los vuelos se reactivaron, personas partieron y personas llegaron.

Posteriormente, el 23 de marzo, empezó el Paro Nacional, parece que cuando se normaliza algo en la periferia se desestabiliza el centro. El 24 de julio di a luz a mi hija, en el transcurso de esas fechas pintamos, organizamos y trabajamos; hospedamos médicos, agrupaciones musicales, artistas y equipos de fútbol de la Confraternidad Amazónica (del 17 al 23 de julio). Leticia logró la inmunidad de rebaño antes de cualquier departamento. Por lo pronto continúo mis estudios como becaria de la UEMA (Universidad Estadual de Marañón), cuyas clases virtuales me permiten estar en casa con mi hija y, trabajando en nuestra «famiempresa».

Entre todo el caos y muerte que causó la COVID-19, me convertí en una dadora de vida, en una guardiana de la memoria, de la memoria que está en estas paredes y cuartos, que por más de dos décadas han visto pasar mujeres y hombres de todas nacionalidades, y con todo tipo de propósitos.

Figura 3. Dando pecho a mi hija. Fuente: archivo personal

Referencias:

• Quiñonez, C. (2020). Siéntase como en su casa en Leticia, antropología del turismo [Tesis de Pregrado]. Universidad Nacional de Colombia.