“Inteligencia Artificial y prospectiva del ejercicio profesional”

/Imagine Creative Process

Pareciera que de pronto un día, de la nada, era posible generar imágenes a partir de descripciones sencillas escritas en la barra de búsqueda de una plataforma. Las herramientas generadas por compañías desarrolladoras de IA (Inteligencia Artificial) dislocaron el paradigma creativo que pesa sobre quienes creamos imágenes al poner a miles de usuarios en la posición de fotógrafos, artistas e ilustradores; lo que generó reacciones de prevención, pero también de intriga frente a las posibilidades que se avizoran. Voy a centrar la cuestión de crear imágenes a partir de prompts¹. en la écfrasis, es decir, en la representación verbal de una imagen.

El éxito de una imagen generada por IA se determina por la capacidad de atender a los prompts de la manera más acertada posible. Esto pone una responsabilidad en quien escribe los prompts, pues entre mejor se redacte la petición más se acercará la imagen al resultado esperado. En términos de la écfrasis, como ejercicio de escritura ligado a una representación visual, es interesante notar que mientras el ejercicio ecfrástico generalmente se da entre una imagen real o vivida (una pintura, un recuerdo) y la descripción que se hace de ella, la écfrasis en la lógica de las IA se hace describiendo una imagen que no existe más que en la imaginación de quien escribe los prompts, es como la imagen latente de una cámara que necesita ser fijada para ser vista.

La posibilidad de que una imagen y su descripción sean lo más similares posibles es lo que W. J. T. Mitchell define como la esperanza ecfrástica: “cuando descubrimos que existe un sentido en que el lenguaje puede hacer aquello que muchos escritores han querido hacer: «hacernos ver»” (Mitchell, 2009, pp.138). Es probable que esto último nunca haya sido tan literal como hasta ahora, y esa posibilidad de hacer visible prácticamente cualquier imagen con un par de líneas de texto es algo que además de fascinarnos nos asusta. Mitchell (2009) lo plantea como miedo ecfrástico, según el cual cuando la diferencia entre imagen y texto empieza a desplomarse, la imagen se configura como una ilusión engañosa y se vuelve un objeto fetiche que congela la condición dinámica del lenguaje. De las dos dimensiones de la écfrasis, esperanza y miedo, surge una tercera aparentemente neutra, que es la imposibilidad, la cual hace que sea imposible que la descripción verbal se acerque a la imagen por las propiedades inherentes de cada medio y sus modos de percepción.

Mitchell resuelve la tríada de la écfrasis a partir de la superación de la alteridad, donde un yo habla a un otro pasivo que permanece como objeto de contemplación. La agencia de una representación no está dada por una relación de superioridad de un medio frente a otro. La cuestión de si es creador quien escribe una línea de prompts tanto como quien hace una pintura o una ilustración, se puede zanjar al no naturalizar las propiedades de un medio u otro, es decir, la creación desde una perspectiva discursiva no es propia del artista visual por los medios que usa (pintura, tableta digital, grafito), porque en esa vía, perfeccionar los prompts a partir de la prueba y error también es una manera de avanzar dentro de un proceso creativo mediado por una IA. La manera en que un proceso creativo se inserte socialmente es lo que va a determinar su relevancia. No es la tecnología determinando lo que podemos hacer, sino nosotros determinando cómo se inserta en nuestra vida este nuevo medio de exploración creativa.