“Habilidades Blandas en el Ejercicio de la Profesión"

¿Qué hacer al presenciar acoso laboral? Responsabilidad institucional + ética profesional

Las personas que son acosadas en su lugar de trabajo pueden quedar desprotegidas en más de una forma. Por un lado, se encuentra la falta de mecanismos institucionales (o su uso deficiente) que garanticen la seguridad laboral del trabajador y protejan su bienestar psicológico durante el proceso de denuncia, demostración del acoso, y acciones de reparación. Además, los compañeros de trabajo pueden convertirse en acosadores pasivos cuando son testigos de la situación, pero no actúan en favor de reducir el problema¹. Este segundo aspecto fue tema central cuando asistí a un taller sobre observadores de conductas inaceptables en el lugar de trabajo que fue ofertado por el instituto de investigación en el que trabajo actualmente.

De mi participación en este taller puedo extraer tres elementos sobre los que considero importante reflexionar. El primero está relacionado con el desafortunado reconocimiento de haber sido testigo del acoso laboral en el pasado. Hubiera querido tener las habilidades interpersonales y las garantías institucionales suficientes para haber actuado al respecto.

El segundo elemento tiene que ver con la responsabilidad institucional en la identificación y prevención del acoso laboral. Considero que un buen comienzo podría ser conversar abiertamente sobre el tema, tal como yo lo percibí durante mi asistencia al taller mencionado. Después de este taller —y otras iniciativas recientes en la universidad— las conversaciones sobre el acoso laboral han surgido, lentamente, de forma más natural y honesta. Ahora bien, no es suficiente con poner en evidencia la existencia del problema. Más acciones concretas deberían abarcar desde la creación de políticas claras para la identificación y prevención del acoso laboral, hasta la capacitación de los trabajadores en la identificación de conductas inaceptables en el lugar de trabajo y qué hacer cuando se es testigo de su ocurrencia.

El tercer aspecto que ha resonado en mí se relaciona con la disposición de los individuos tanto para tener conciencia sobre la existencia del acoso laboral, como para tener la voluntad de desarrollar las habilidades necesarias para actuar cuando son testigos de esta situación. En mi opinión esta disposición podría facilitarse si se cumpliera al menos la existencia de²:

1. Una política de puertas abiertas para priorizar los espacios laborales seguros.

2. Mecanismos suficientes para que los líderes de equipos sean responsables de hacer cumplir la política de cero tolerancia hacia el acoso laboral.

3. Iniciativas en diversidad, equidad e inclusión dentro de las organizaciones, para el fomento de la tolerancia, empatía y cohesión social.

4. Planes estratégicos de trabajo, orientados al trabajo en equipo más que a la competencia para el logro individual de los trabajadores.

Aunque un entorno laboral con estas características no garantiza el desarrollo de la comunicación asertiva, la inteligencia emocional, y otras habilidades que recaen en el plano del desarrollo personal y profesional, sin duda estas condiciones pueden favorecen su realización.

Quiero finalizar esta reflexión señalando que considero afortunado el nombre original del taller al que asistí: Active Bystander training. Puede sugerir dos componentes críticos —de varios— para enfrentar el problema del acoso laboral: uno, la responsabilidad institucional de capacitar a los trabajadores en ser espectadores activos de las dinámicas sociales dentro de espacios laborales seguros; dos, el rol de la ética profesional de los trabajadores en la participación activa y constructiva de iniciativas institucionales, no sólo para la resolución de estas problemáticas, sino también para la construcción colectiva de ambientes de trabajo saludables.