Egresados empresarios

Procesos virtuales de atención en salud mental durante la pandemia de COVID-19

La situación actual de cuarentena ha generado un cambio en las dinámicas sociales de la mayoría de los países del mundo. Inicialmente, nos hablaron de la necesidad de aislarnos socialmente y no medimos el impacto de dicho término, ya que, en este momento, quizás el más importante en nuestra historia reciente, las palabras han adquirido un peso superlativo. Ahora, la tendencia ha sido empezar a hablar de distanciamiento físico, que suena más correcto desde el punto de vista epidemiológico y con una connotación menos dramática que el aislamiento social.

El ser humano es social por naturaleza y ha podido superar múltiples crisis a lo largo de la historia mediante el trabajo en conjunto. Sin duda, esta emergencia humanitaria requerirá pensar y repensar todo desde lo comunitario y dejar de lado el individualismo histórico que renace cada vez que las crisis se superan. La emergencia del nuevo coronavirus hace que todo lo demás pase necesariamente a un segundo plano, por ejemplo, la atención en salud mental.

Figura 1. Logo institucional Fuente: Recuperarte IPS.

En Colombia, se ha evidenciado que las EPS han cancelado muchas consultas de salud mental (psiquiatría, psicología, terapia ocupacional y neuropsicología), lo cual da a entender, en algunos casos, que no son servicios prioritarios para las aseguradoras. Por esto, desde el inicio de la cuarentena, en Recuperarte IPS implementamos estrategias de teleconsulta de todos nuestros servicios y logramos mantener en funcionamiento nuestro programa de rehabilitación psicosocial, el cual es pionero en el Eje Cafetero, desde junio de 2018, en la prestación de servicios de salud mental de base comunitaria alejados del modelo manicomial predominante en nuestra sociedad.

Figura 1. Fachada Recuperarte IPS (Pereira, Risaralda) Fuente: Recuperarte IPS.

Los componentes del programa son psicoeducación a pacientes y familiares, a cargo de psiquiatría; entrenamiento en habilidades sociales, autocontrol y habilidades de afrontamiento de la enfermedad, a cargo de psicología; rehabilitación cognitiva, a cargo de neuropsicología; actividades de la vida diaria, a cargo de terapia ocupacional y la educadora en rehabilitación; e intervención con familias, a cargo de trabajo social y, también, la educadora en rehabilitación.

Actualmente, estamos funcionando con dos grupos de usuarios según el grado de discapacidad detectado (moderado o severo) en una evaluación inicial interdisciplinaria. Las actividades se hacían de manera presencial hasta el inicio de la cuarentena, lo cual nos obligó a replantear como equipo terapéutico la forma de continuar las sesiones. Así, primero, los profesionales tuvimos que adaptarnos a las nuevas plataformas tecnológicas, también desconocidas para nosotros. Después, una vez nos familiarizamos con estas, procedimos a explicarles a los pacientes la manera de usarlas, lo cual nos sorprendió gratamente, ya que la mayoría de los usuarios logró empezar a manejarlas de forma precoz y adecuada.

Hasta el momento la experiencia ha sido altamente satisfactoria, pues el acompañamiento grupal se ha aumentado en frecuencia y cantidad. Además, incorporamos sesiones adicionales como cineforos, los cuales han tenido alta participación de los usuarios. De igual modo, aunque no estaban programadas dentro del cronograma original, han surgido iniciativas propias entre los usuarios para realizar clases de cocina y talleres de germinado.

Figura 1. Profesionales del programa de rehabilitación psicosocial Fuente: Recuperarte IPS.

Así mismo, las redes generadas entre los pacientes les han servido de apoyo mutuo durante la cuarentena para situaciones tan cotidianas como realizar autorizaciones virtuales de servicios y medicamentos ante las EPS. Por último, cierro con esta recomendación sobre los servicios de salud mental durante la pandemia del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres (2020):

Los servicios de salud mental son una parte esencial de todas las respuestas gubernamentales al COVID-19, y deben ampliarse y financiarse en su totalidad. Las políticas deben apoyar y atender a las personas afectadas por trastornos de salud mental y proteger sus derechos humanos y su dignidad. Los confinamientos y las cuarentenas no deben discriminar a quienes tienen una mala salud mental. A medida que nos recuperamos de la pandemia, debemos establecer más servicios de salud mental a nivel de la comunidad y asegurarnos de que la salud mental se incluya en la cobertura sanitaria universal (p. 1).

Referencias

• Guterres A. (13 de febrero de 2020). Los servicios de salud mental son parte esencial en todas las respuestas de los gobiernos al COVID-19. Organización de las Naciones Unidas. https://www.un.org/es/coronavirus/articles/servicios-de-salud- mental-respuesta-gobiernos-covid-19